Hoy te voy a hablar de una de las mejores enseñanzas que me transmitieron en mi casa y que comprobado que la practican las personas más felices y productivas del mundo. También lo hacen aquellos que están dejando las mejores herencias para su familia y para la sociedad.
Como sabes, he estado recientemente reunida con mi grupo de «mastermind» en Miami. Entre ellos están una pareja de amigos muy exitosos: viven un feliz matrimonio y trabajan porque han elegido hacerlo (aunque ya no les hace falta).
Rebosan salud y abundancia a nivel personal y profesional y son generosos compartiendo todo lo que está a su disposición.
Su única misión hoy en día es dejar una huella muy valiosa para su familia y para la sociedad.
Estuvimos hablando de lo que habían aprendido hasta llegar allí y todos coincidimos en que si tuviéramos que dejar un único legado a las generaciones futuras sería este que te cuento a continuación.
Cualquier persona a la que admires por sus resultados te va a decir que ha pasado por ello infinitas veces. Es más, yo diría que si superas tus retos sin esto es mera casualidad. Y eso conlleva que para repetir la hazaña te va a tocar practicarlo: se llama RESILIENCIA.
La resiliencia es una palabra muy común en física y química de los materiales y significa que, después de soportar una presión que lo deforma, el material es capaz de recuperar sus condiciones originales.
Yo diría que las personas resilientes, después de estar sometidas a presión, no sólo son capaces de recuperar su situación original. También aprenden de estas situaciones críticas y salen fortalecidas con más recursos.
Cómo desarrollar resiliencia
A continuación te voy a dar una receta infalible y que para qué engañarnos, algo difícil para la gran mayoría de la gente. Pero también es la razón por la que esta gran mayoría no destaca y se queda en la media:
Persiste
hasta lograr lo que te propones sin importar lo difícil que sea.
Te aviso de que cada día vas a estar a prueba. Porque los premios de la vida se encuentran al final de cada jornada y casi nunca cerca del comienzo.
Además, está el inconveniente de que nunca sabrás cuando está ese final. Y si decides retirarte es muy probable que el éxito estuviera a la vuelta de la siguiente curva. Por eso, piensa siempre que el éxito está a la vuelta de la esquina y así será.
La persistencia es como las gotas de lluvia que poco a poco van llevándose la arena de la montaña y creando un valle.
Programa tu mente
Y para ello, grábate una frase que te haga sentir capaz de todo.
Las palabras que nos decimos a nosotros mismos son las que modelan nuestra vida. Por eso es crucial que crees tu frase propia y la repitas infinitamente cada vez que no logras lo que quieres. Esa frase cambiará tu estado
Por ejemplo: el fracaso nunca llegará si mi compromiso para lograr el éxito es muy poderoso. O también: he superado infinitos problemas y con la misma determinación seré capaz de dominar este. También valdría: si resuelvo este desafío, seré capaz de resolver cualquier otro que me proponga.
Al mismo tiempo, borra de tu vocabulario, como si no hubieran existido nunca, palabras como: imposible, incapaz, retirada, no puedo.
Por esa misma razón, es muy importante que tu entorno también repita estas palabras mágicas. Que te apoyen y te den ánimos para seguir adelante. Que los estímulos que recibas del exterior y las lecturas que leas vayan en sintonía.
Los obstáculos son los aprendizajes
Considera los obstáculos como las lecciones que necesitas aprender para llegar donde otros no han llegado. Son las pruebas necesarias para llegar al destino. Es como el juego de la gymkana que solamente se acaba cuando has resuelto cada una de las pruebas intermedias.
Detrás de cada reto hay un tesoro que necesitas recoger para llegar a tu destino y mantenerte allí todo lo que tú desees.
Tu desafío es encontrar habilidades para resolver cada uno de los problemas diarios con resolución y rapidez.
Acostúmbrate a los logros
Y ahora un valor extra: acaba cada día con un éxito. No pares hasta que cada día hayas logrado superar una etapa. Ponte el reto de hacerlo cada vez con más agilidad para que las jornadas no sean interminables. Practica cada día la eficiencia y que con el mínimo esfuerzo consigas el máximo resultado.
Que no te sirva la excusa de que ya has logrados éxitos pasados para dormirte en los laureles. Ve celebrando cada uno de ellos y también, tus aprendizajes o fracasos, porque todos ellos traían una valiosísima lección para ti.
Qué, ¿te animas a desarrollar la resiliencia? Si lo haces, serás además un ejemplo perfecto para tu entorno y para los que más quieres y les ayudará a vivir vidas plenas y felices.
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