Esta semana he vuelto a recibir en un mensaje el vídeo de Álvaro Sánchez, el chaval de 17 años y que ha revolucionado You tuve, dando una visión controvertida del sistema educativo.
Me encanta ver que hay personas muy jóvenes y despiertas en nuestro país y eso me anima a seguir con la labor que estoy haciendo ahora y gracias a la que tú hoy estás viendo esto.
Me gustaría conocer a sus padres, para felicitarles en persona por la excelente labor que han hecho con Alvaro, que desde el respeto, ahora está impactando positivamente con su mensaje.
Porque estés de acuerdo o no estés de acuerdo, esto favorece el diálogo y el cambio.
España es un país maravilloso, lleno de personas maravillosas, fruto de la diversidad cultural y del enorme legado de las numerosísimas civilizaciones que han pasado por nuestro país.
Sin embargo, estamos metidos en una dinámica autodestructiva, en la que no nos creemos el gran potencial que tenemos. Incluso ocurre que debido al rechazo irrespetuoso que crea en algunos entornos manifestarse de una determinada orientación partidista o religiosa, o incluso español,nuestra identidad se ve tocada.
La consecuencia es que nuestro bienestar y equilibrio emocional como personas están en riesgo. Y por extensión, también los de la comunidad, los de la sociedad.
Me habrás escuchado otras veces, que aquello en lo que enfocamos nuestra atención, crece y se expande. Por eso, si nuestra energía está orientada a destruir o desacreditar al que está enfrente, es imposible que lo esté en hacer crecer o florecer nada.
O somos cómplices de la destrucción, o del crecimiento, pero en dos cosas que son antagónicas a la vez es imposible.
Y encima lo que ocurre cuando nos enfocamos en una consecuencia determinada para otro, al final eso mismo viene de vuelta. Es la ley de causa y efecto. Todo aquello que provoquemos en otros, nos vendrá de nuevo.
Porque ¿qué más da ser español, coreano, murciano, indio, musulmán, negro, blanco, judío, vasco, catalán, de izquierdas, de derechas o cristiano? Somos personas, seres humanos que simplemente por el hecho de serlo, ya nos merecemos amar y ser amados.
Nos sentimos horrorizados cuando vemos las violaciones de los derechos humanos que ocurren en el resto del mundo y resulta que tenemos problemas domésticos muy serios en nuestro país originados por diferencia en las “creencias”, que hasta originan enfrentamientos dentro de una misma familia.
Por eso, nuestra educación ha de servirnos para ser autosuficientes, líderes, con valores, a trabajar en equipo, respetando la diversidad y siendo creativos. Eso es lo que buscan las empresas cuando hacen selección de personal para incorporar a sus organizaciones. Y si eso es así es porque la sociedad lo necesita.
Pero algo está fallando en la educación o en el sistema. La prueba de ello es que el estudiante con el mejor curriculum es el que tiene las papeletas para lograr la mayor aspiración de muchos de los jóvenes de este país: ser funcionarios.
Y no de ser funcionario, de la función pública, para servir al país, que es lo que debería ser por vocación un trabajo de funcionario. Lo que yo más he escuchado es funcionario de la función pública con la prioridad de asegurarse una supuesta “seguridad”, es decir; por mirar por sus propios intereses. Esta es una prueba de que algo no funciona.
Con una educación y un sistema que nos forma como personas autosuficientes, cada individuo va a estar capacitado para proveerse de su propia seguridad, para forjar su identidad y su futuro.
Desde este punto de vista, esta persona no va a necesitar que nadie asuma por él esa responsabilidad.
Se sentirá además con el suficiente bienestar emocional necesario para sentirse en paz.
La consecuencia de educar personas que no son autosuficientes es que se fomenta el victimismo. Eso significa que se le despoja a la persona de todo el poder que tiene, que es infinito.
Y desde una actitud de falta de poder, encaja totalmente esta frase que seguro que has oído mucho en los últimos años: “pobrecito tal, que ha estudiado una carrera, luego otra, y otra y una master y dos y todavía está en el paro”.
Porque una persona que carece de poder y es víctima de todo lo de fuera, también enferma con más facilidad y es incapaz de vivir una vida plena, saludable y feliz.
¿No sería más interesante educar personas autosuficientes capaces de afrontar y ser agentes del cambio?
¿Personas saludables, responsables y felices, que se resuelven sus propios problemas sin culpar a los demás, o al sistema ni esperen que otros lo hagan por ellos?
¿Que piensan en lo que necesita ahora la sociedad, lo que va a necesitar en el futuro y se ponen de manera activa a crear soluciones para ello? ¿Y lo hacen emprendiendo o uniéndose a otro proyecto que ya está en marcha con su mismo objetivo? ( y no solo donde pagan bien, aunque no comparta los valores o donde me cogen)?
¿Personas que estén motivadas y apasionadas por crecer y mejorar y ayudar e inspirar a los demás a hacer lo mismo?
¿Personas que han descubierto sus dones y talentos únicos, que tienen la valentía de sacarlos a la luz, explotarlos y los ponen al servicio del mundo?
El problema es que estamos en un sistema que lleva muchos años funcionando por inercia. Y que lleve así mucho tiempo, no significa que sea el adecuado. Los tiempos cambian. Lo único que permanece es el cambio y la maquinaria que nos ha traído hasta aquí no sirve para llevarnos a donde la sociedad necesita.
Desde mi punto de vista esto tiene solución. Y haciendo una única cosa, cambiaría el panorama por completo. Y eso hoy también depende de ti.
Como dice Álvaro, los jóvenes son el futuro y por eso la educación es tan importante. Y también hemos de cambiar los adultos. Todos a una. Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán.
Por eso, hoy mi mensaje para ti, es lo que creo que es la solución:
Que cada uno de nosotros tomemos nuestro poder, la responsabilidad para iniciar el camino para perseguir nuestros sueños.
Que no esperemos que la educación o el sistema lo hagan por nosotros.
Que asumamos la responsabilidad de nuestros resultados hoy y si no nos gustan, nos pongamos manos a la obra para cambiarlos. Sin esperar que nadie venga a hacerlo por nosotros.
Como siempre, te voy a dar algunas claves para que empieces a hacerlo.
En primer lugar:
Invierte en ti
Trabaja en ti y empieza a pensar en cuál es tu sueño. Da igual la edad, el sexo, tu religión o tu situación actual. La vida es para vivirla y disfrutarla con toda la plenitud que te mereces por ser humano. Y si estás leyendo esto, es porque estás vivo y todavía tienes tiempo para hacerlo.
Desde luego que tus circunstancias son importantes. Pero si hoy empiezas a esforzarte por cambiarlas, te aseguro que lo vas a conseguir. El ritmo lo marcas tú. Y te aseguro que si empiezas y lo persigues con perseverancia, la vida te va a ayudar a ello. Además, te vas a estar agradecido el resto de tu día al día que tomaste la decisión.
Porque la ilusión del camino es mucho más importante y más motivadora que el resultado en sí. Y esa ilusión va a impactar a todo tu entorno, a las personas que más quieres y les inspirarás a hacer lo mismo. Recuerda: al hacerlo cumbres un doble beneficio: te estás cuidando a ti y estás cuidando a los que más quieres.
En segundo lugar:
Sé selectivo
Empieza a filtrar y mirar con actitud crítica todo lo que te viene dado como siempre, porque ha sido así de siempre. Cuestiona tus creencias políticas, religiosas, filosóficas y también las de tu entorno. Cuestiona lo que lees en los periódicos, lo que escuchas en la tele, en internet y en la radio.
Con el punto de mira enfocado al futuro a partir de ahora, deja ir el pasado y simplemente tómalo como experiencia para sacar aprendizajes. Y no justifiques a los que se enrocan en mirar al pasado y quedarse enganchados allí, incluso con odio, con ira o resentimiento. Eso no ayuda.
Por eso, cuestiona también lo que te dicen los demás. No des nada por bueno, por mucho que lo hayas hecho hasta hoy. A partir de ahora, todo lo que dejes entrar en tu vida, te recomiendo que le pases el siguiente filtro:
- ¿Tengo la certeza de que es verdadero?
- ¿Es justo para todos los implicados?
- ¿Va a fomentar la buena voluntad y mejores amistades?
- ¿Va a ser beneficioso para todos los implicados?
Estas 4 preguntas me parecen excelentes filtros y por eso te las comparto. Las he aprendido en Rotary internacional. Es una organización civil ajena a intereses partidistas. Pertenezco a ella porque tiene por misión aportar beneficios y cubrir necesidades de la sociedad.
Y en tercer lugar,
Cuida tu círculo de influencia
Rodéate de personas que están en tu mismo camino. Inspírate y apóyate en ellos y haz tu lo mismo hacia ellos. Sentirse comprendido y apoyado cuando estás buscando un cambio es crucial. Así el camino será más rápido y más confortable.
Y si tu entorno no lo admite, respétales y no trates de convencerles. Y que no te condicionen ni te limiten. Ellos solo quieren protegerte. Lo que pasa es que no se dan cuenta de que excesiva protección y estancamiento no es nada beneficioso para nadie. Lo que hay detrás de su actitud es que todos los cambios producen inseguridad; y no todos tenemos la misma tolerancia a ello.
Aunque pueda parecer incómodo y te de pereza al principio, te aseguro que es maravilloso lo que en este camino ocurre. Vas a descubrir todo el potencial que llevas dentro, tu verdadera esencia que es preciosa, tus enormes potenciales.
Además, vas a desarrollar la habilidad de ver lo mismo de los que estarán a tu alrededor en esta misma aventura. Como te digo, no solo te lo debes a ti. Se lo debes también a las personas que más quieres.
Qué ¿te vas a animar a tomar tu responsabilidad, perseguir tus sueños e impactar positivamente a tu entorno y a la sociedad? Me encantaría que te unieras a mí. Te confirmo que cada vez somos más.
Ten en cuenta que el futuro de nuestro país, de nuestra sociedad, de nuestro mundo y de nuestros niños va a ser muchísimo más próspero si lo creamos desde este punto de vista.
Un abrazo enorme y muchísimas gracias por estar aquí.
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