En el post de hoy, te voy a hablar de una habilidad que conviene que desarrolles para que mejoren tus relaciones, tus resultados profesionales y personales y también tu nivel económico. Además, es un requisito para la gestión llevadera del cambio en tu entorno.
Se trata de la gestión emocional.
Y es que estarás de acuerdo conmigo en la importancia de ser hábil para percibir las emociones, comprenderlas y manejarlas para el propio bien de uno mismo. Es más, yo diría que es IMPRESCINDIBLE, no solo para un buen desempeño profesional y también personal, sino para TU CALIDAD DE VIDA.
Porque por mucho tiempo se ha sobrevalorado la importancia de los aspectos racionales de nuestra psicología medidos por el coeficiente intelectual (C.I)
Un estudio de publicado en la Harvard Business Review, dos investigadores Robert Kelley y Janet Caplan compararon indicadores de un grupo de trabajadores “estrella” con los considerados en la media.
Vieron que aunque que no había ninguna diferencia significativa en cuanto al talento académico o C.I, sí que había disparidades críticas en relación a las gestión emocional de los trabajadores “estrella” en su trabajo.
Tan importante es la inteligencia emocional, que se dice que el precio que puede llegar a pagar una empresa con trabajadores de escasa educación emocional es la quiebra. Por eso, cada vez se tiene más en cuenta este factor a la hora de seleccionar personal en las grandes empresas.
Por suerte, ya lo están introduciendo en los colegios. Así que nuestros niños estarán mejor preparados que nosotros en el futuro para lidiar con sus emociones.
Hay una excelente noticia: las habilidades para la gestión emocional se pueden aprender a cualquier edad.
Dirás que qué es una emoción: es energía en movimiento que se siente a través del cuerpo. Los expertos no se ponen de acuerdo para decidir cuáles son las emociones básicas, a partir de las que se forman todas las demás.
Parece que el mayor consenso está en considerar a las siguientes: ira, tristeza, miedo , alegría y amor.
En concreto, según un estudio científico* las 4 primeras conllevan unas expresiones faciales características que hacen que personas de distintas culturas a lo largo del mundo sean capaces de diferenciarlas.
Aprender herramientas para provocar comportamientos potenciadores ante las emociones es por tanto un requisito para tu bienestar y felicidad en cualquier ámbito.
Para una correcta gestión emocional, hay dos pasos. El primero es entender los mensajes que nos envía el cuerpo a nosotros y a los demás y que son incontrolables y en segundo lugar estar preparado con herramientas para manejar esa información de la manera adecuada y controlar los pensamientos y los comportamientos que vienen después de la emoción.
Hoy te voy a dar 3 claves para ayudarte a aumentar tu inteligencia emocional.
Estar presente es un superpoder
En primer lugar, aprender a estar presente y consciente de lo que estás sintiendo en cada momento en función de lo que ocurre fuera de nosotros y por nuestra cabeza.
Atender a las sensaciones, a los cosquilleos o incluso molestias y dolores que manifiesta el cuerpo. El cuerpo es nuestro primer aliado y cuanto más conectado y sensibles estemos a sus mensajes, antes vamos a recibir su información.
Esta habilidad tarda un tiempo en desarrollarse y mediante técnicas como la meditación, mejora enormemente. También es crítico descansar bien y no comer en exceso, para así ganar sensibilidad corporal.
Elige tu enfoque
En segundo lugar, aprender a autogestionarse. Es la habilidad para recibir la información del paso anterior y redirigir nuestro pensamiento y el comportamiento de manera que nos ayude.
Significa manejar nuestras reacciones, contenerlas y dominar los arrebatos emocionales, incluso calmarse a uno mismo ante las situaciones y las personas.
La maestría aquí viene de ser capaz de sacrificar las necesidades momentáneas para conseguir un objetivo más grande a posteriori. De nuevo, esta habilidad se desarrolla con al práctica, porque vamos a estar expuestos continuamente a situaciones que destapan posibles reacciones emocionales.
Escucha y observa
En tercer lugar, desarrollar la habilidad de captar las emociones de los demás y entender lo que les está pasando. Implica ser capaz de percibir lo que está pensando y sintiendo la otra persona incluso cuando nosotros no nos sentimos así.
Para ello, escucha y observa mucho. Y esto también se desarrolla con la práctica porque nuestra tendencia natural es a hablar más que escuchar. En cambio la naturaleza nos ha dado dos oídos y una boca para que hagamos justamente lo contrario.
También tendemos a pensar cómo va a actuar o reaccionar una persona y eso son solo adivinaciones.
Una vez manejados los 3 puntos anteriores viene una habilidad final que es la suma de todo lo anterior y es la gestión de las relaciones. Consiste en ser capaz de usar la información que has recibido de ti mismo y de los demás para manejar las interacciones de la manera más enriquecedora.
Hacerlo así asegura que las comunicaciones sean claras reduciéndose los conflictos. Además con el tiempo fortalece las relaciones con los demás y por tanto repercute directamente en tu felicidad.
Qué, ¿te animas a hacer crecer tu inteligencia emocional? Como ves es un parámetro que va a repercutir en tu calidad de vida y también en tu cuenta corriente.
Las personas altamente eficientes están enfocadas en desarrollar continuamente estas habilidades, así que espero que tú seas una de ellas.
Un abrazo grande y hasta pronto.
* de Paul Ekman