Estoy segura de que si te pregunto que pienses en alguien a quién admiras, enseguida se te viene la imagen a la cabeza de una persona, o quizá de varias. Lo que no estoy tan segura es si tú te crees capaz de conseguir algo similar a lo que esa persona ha logrado.
Me encantaría que creyeras lo siguiente: ES POSIBLE. Cualquier hecho que cualquier ser humano ha logrado, o ha llegado a ser, es factible para cualquier otro. Cuando escribo esto, me viene a la cabeza el comentario de un amigo ciego, impedido de la visión, que no tomaba del todo en serio este comentario, pues decía que era obvio que para un ciego, es imposible llegar ver.
Quitando estos casos de limitaciones físicas, que a día de hoy, no están resueltos por la ciencia y /o la medicina (lo que no significa que en futuro próximo no se encuentre la solución), sigo pensando que es posible, y te voy a contar cómo. Hay dos CLAVES PARA CONVERTIRTE EN AQUELLA PERSONA QUE DESEAS.
Cree que es posible para ti.
La primera idea es la siguiente: cuando nos imaginamos esa persona admirada, estamos viendo una IMAGEN FINAL, de algo que esa persona ha conseguido o ha llegado a ser , y que nos causa admiración. Esto significa que para que sea posible, primero hemos de ser capaces de creer que somos esa nueva imagen.
Para cambiar y hacer y ser cosas nuevas, es fundamental que empieces a creer nuevas cosas sobre ti, por lo que requiere que estés dispuesto a hacer un cambio de identidad.
Para ello, el siguiente punto habla los progresos que hemos de experimentar, que nos van a ayudar a llegar a ese objetivo; se convierten en las paradas de tren intermedias, antes de alcanzar el destino final. Son pequeños avances hacia esa nueva identidad.
Nos mostramos al mundo por nuestros hábitos
La segunda clave es los hábitos. Pues lo que mostramos a los demás, lo que representa esa imagen que buscamos de emprendedor o empresario exitoso, esa modelo con una envidiable figura, o ese atleta que rompe récords, es el resultado de una forma de vida que le ha llevado hasta allí.
Ser un buen “X” (lo que sea), no se consigue de la noche a la mañana. Supone un entrenamiento constante y diario, para ir perfeccionando la técnica, aprendiendo de los errores, testando los resultados, para finalmente llegar al final deseado. En referencia a esto, me gustaría hablarte de 3 pasos en la implantación de hábitos: fíjate que todos ellos, empiezan por la letra “R”.
Empieza apilando hábitos
Punto número 1: han de ser fáciles de recordar. Es posible escribirlo en la agenda y que esté allí disponible todos los días. Te animo q que lo incluyas en la hoja de productividad para la alta eficiencia, disponible en www.patriciacanada.com.
Además, te voy a dar una nueva idea para reforzar: ¿y si utilizamos como “gatillo”, algo que hagamos ahora habitualmente? Por ejemplo, por la mañana, antes de meterme en la ducha, que lo haces todos los días, empezar a hacer unas abdominales, o leer un artículo de investigación sobre aquél proyecto en el que estoy buscando la excelencia. Esto se llama “apilar hábitos”, es decir, poner los nuevos encima o detrás de los de siempre.
Sé consistente
Punto número 2: ha de haber una rutina que se repita de manera constante: en el caso anterior, como todos los días me ducho, decido implantar antes de hacerlo, la nueva rutina que me a llevar a tener esa maravillosa figura que estoy deseando, o a empezar a destacar en mi desempeño actual por las novedades que estoy aportando. La primera y la segunda vez, quizá me resulte extraño, pero a partir de 7 días practicando, empieza a ser más fácil, y dicen los expertos, que con 21 días, ya está implantado.
Celébralo cada vez que lo logres
Punto número 3: date una recompensa. Porque si después de hacer esta actividad que es nueva, celebras que lo has hecho, con algo que te guste o te cause placer, al día siguiente lo harás con muchísimo más interés. Y es que la búsqueda de placer es uno de los más poderosos motivadores del cambio.
¡Ojo al instalar esta recompensa! Elige una que no contradiga el objetivo principal, como me ha propuesto algún cliente alguna vez ¡No vale comerse una tableta de chocolate como recompensa por hacer abdominales!
Empieza en pequeño, pensando en grande
Por último, dos últimos trucos:
Empieza en pequeño, para que sea más fácil repetirlo hasta que te habitúes; para que la gratificación te venga fácil, y así evitar que haya que recurrir a una tremenda fuerza de voluntad o a la excesiva motivación para seguir adelante.
Sé un buen estratega.
Prepara una estrategia también para cuando te lo saltes. Porque habrá muchas razones, cada día, que nos intentarán sacar del camino; ¡y somos humanos, y no hacemos todo siempre de manera perfecta! Si lo planeas por adelantado, y piensas en cómo darle la vuelta para volver a estar en ruta en cuanto te salgas, todo estará previsto, y habrá una solución ya pensada.
Paso a paso
Recuerda que la manera de ser altamente eficiente, de ser un poco mejor que ayer cada día, implica dar pasos, algunos pequeños, para que después los grandes vengan muy fácil. Sin duda, esto es lo que ha hecho esa persona a la que admiras para llegar a esos logros. Le costó un tiempo hacerlo, y al final lo consiguió.
Y aquí está la receta. Te aseguro que funciona, por lo que ¡estoy deseando que me cuentes tus resultados cuando lo pongas en marcha!