El artículo de hoy es un tema sobre el que llevaba tiempo queriendo hablarte. Merece no solo este pequeño espacio de hoy, sino mucho más. La razón es que es algo que cada uno de nosotros experimentamos varias veces a lo largo del día. Y cuando aparece, te aseguro que no sentimos nada agradable. Por esta misma razón, hay muchísima literatura escrita, desde hace siglos, sobre el MIEDO.
Dependiendo de a qué autor leas, cada uno lo llama de una manera o de otra, y lo clasifican en muchos tipos distintos: miedo a la pérdida, a no dar la talla, miedo a la muerte y al sufrimiento, miedo al rechazo, miedo a la falta de control, miedo a que el resultado no se adapte a lo que habíamos esperado…
También hay autores que dicen que el miedo es fruto del desconocimiento y la ignorancia y produce ansiedad, que solemos reprimir, y como consecuencia de ello, vienen la depresión, la enfermedad y al final hasta la desintegración; en cambio, cuando entra el conocimiento en acción, llega la fe y la esperanza, desaparece la ansiedad y el bloqueo, y vuelve el bienestar, la acción y con ello la creación.
En cualquier caso, independientemente de cómo clasifiquemos al miedo, consiste en una emoción, (recuerda que e-moción significa energía en movimiento), y que esta emoción nos hace sentir muy mal debido a que vibra en lo menos deseado, y va en contra de nuestra naturaleza. Nos llega a paralizar, nos impide hacer cosas.
Me encanta una definición del miedo (FEAR, en inglés) y que responde a este acrónimo: false evidence appearing real, que significa: “falsa evidencia que aparenta ser real”. Me parece muy acertada, pues si lo piensas bien, la mayor parte de las veces, el miedo no responde a algo real, sino que está en la imaginación, debido a una situación hipotética, que no tiene por qué ocurrir.
En cualquier caso, te voy a dar una receta que aprendí hace tiempo, y que aplico muy a menudo, en cuanto siento que el miedo me está frenando. Son los siguientes 4 pasos que te van a ayudar a actuar a pesar de que ese miedo siga existiendo, para que no te paralice, para cambiar el bloqueo por la aceleración; la ansiedad por el bienestar, y con ello te llegue la creación de nuevas oportunidades.
Porque el miedo seguirá existiendo en ti, y de alguna manera te está protegiendo; está en nuestro instinto de supervivencia, y nos va a impedir que nos tiremos por un acantilado, que nos dolería mucho; con esta receta que te voy a contar, aprenderás a actuar a pesar de él, a bailar con él, y llevarle contigo, para que te proteja, sin que te limite.
Yo diría que el miedo se parece un novio celoso o un padre protector, que te quiere mucho y solo busca cuidarte; que si se lo permites, no te va a dejar hacer nada, mientras que si le tienes a raya, le puedes llegar a educar para que esté contigo para ayudarte, pero sin impedirte hacer las cosas que más te apasionan. Gracias a ese miedo, avanzarás con cuidado. La idea es que el miedo nos proteja, y que no nos paralice.
La receta es la siguiente:
Cuando identificas el problema, ya está resuelto en un cincuenta por ciento.
En primer lugar, define la situación que te da miedo. Responde a la pregunta: ¿Qué es exactamente esto que me preocupa? Hazlo con el máximo número de detalles, descríbelo exactamente. La mejor manera de hacerlo, es escribiendo, en una hoja de papel en blanco. Es muy probable que aquí ya empieces a vislumbrar la solución. Mi teoría es que cuando eres capaz de identificar el problema con pelos y señales, ya está resuelto al 50%.
En segundo lugar, describe el peor resultado posible en relación a eso que te preocupa. Para ello, responde a la pregunta: ¿cuál es la peor situación en relación a esto?. Por ejemplo: arruinarme, ponerme muy enfermo, perder mi trabajo, o este contrato que promete tantos beneficios; o incluso mi casa, o la persona a la que quiero. Escribe desde 10 consecuencias posibles, con todo lujo de detalles. Muchas veces, es la resistencia a visualizar, a enfrentar lo peor, lo que nos está paralizando. Por eso, cuando respondas a esta pregunta, te darás cuenta de que la preocupación se reduce un poco.
La resistencia a lo que ocurre nos causa mucho desgaste.
En tercer lugar, empieza a pensar y a escribir qué es lo que harías si se dieran esas hipótesis.De nuevo, hazlo con todo lujo de detalles. Lo que te va a ocurrir es que una vez que has aceptado en tu imaginación que eso ocurre, la resistencia a aceptarlo baja, y por tanto la ansiedad a aceptarlo. Porque lo que ocurre es que la resistencia a la realidad es lo que nos causa más desgaste. Al eliminar esta resistencia, y aceptar la realidad, automáticamente, te empezarás a sentir mejor. Por ejemplo, si pierdo este contrato, o este trabajo, yo aprenderé a vivir de esta manera….o si me pongo muy enfermo actuaré de esta otra….
El instinto de superviviencia nos protege.
Y por último, ahora que nos hemos puesto en la peor situación posible, vamos a ver cómo actuar para que eso no ocurra. En el momento en que hemos permitido a la mente ponerse en la peor posición e incluso actuar desde allí, ahora será más fácil, y las ideas vendrán con mucha fuerza para poner remedio. Una vez más, el impulso a huir de lo peor, el instinto de supervivencia, que está entrenado desde hace miles de años, saldrá a flote y nos dará infinitas ideas para salir de ese lugar, en contra del bloqueo y de la parálisis, con originalidad y creatividad.
Cómo lo ves, ¿te ha resultado útil? Recuerda que las personas altamente eficientes, también sienten miedo, y lo que les diferencia es que actúan a pesar de ello. Por eso, te animo a ti a que lo practiques y no impidas que la mente te engañe y te impida avanzar.
Como siempre, te animo a que si te ha gustado este artículo, lo compartas en las redes y se lo hagas llegar a muchísimas más personas. Porque recuerda: cuanto más das, más recibes.
Y si no estás suscrito a mi canal youtube, hazlo ahora, pues te enviaré contenido gratis periódicamente en otro formato. Estoy convencida que esta información te va a ayudar en tu camino de ser altamente eficiente, en cualquier área de tu vida e independientemente de las circunstancias externas.