Desde una célula hasta un ser humano, una planta, la vida se caracteriza por una tendencia al desarrollo y al crecimiento. Esto está impreso en todo lo que creamos y ejecutamos: desde la idea de una obra de arte, a un proyecto de empresa, y hasta una práctica de meditación. Es parte de nuestra programación celular y por tanto se extiende a todo aquello que surge de nosotros.
En el momento en el que ya no hay crecimiento en ningún aspecto, llega el estancamiento, y con ello, el proceso se acaba. También es posible que haya un crecimiento descontrolado, que igualmente puede terminar con el fin precipitado de todo.
En ese proceso de mejorar y de hacer MÁS, es donde la PRODUCTIVIDAD tiene su cabida. Una elevada productividad, supone muchos beneficios, tanto para la persona o el sistema en sí, como para el entorno que experimenta sus consecuencias. Para que sea SOSTENIBLE, te voy a dar unas pautas, que he aprendido de muchos expertos, y que yo he experimentado en mis propias carnes y he visto en carnes ajenas. Te aseguro, que cuando esto no se cumple, el sistema sufre, y fácilmente llega al colapso.
- Es un requisito que haya confianza en las habilidades requeridas: en la capacidad de crear, de enfrentar el desafío, de persistencia y perseverancia. El camino va a estar repleto de obstáculos, y para sortearlos la base es CREER en la posibilidad y en la habilidad de llegar a la solución.
- El resultado es importante, pero es más importante el aprendizaje que hay en el proceso: las adaptaciones, los cambios y las nuevas fortalezas creadas que nos permiten alcanzar lo buscado. Ese aprendizaje es el que nos va a permitir replicar el experimento en otras ocasiones, donde se conforma el know-how, la sabiduría.
- Ha de haber equilibrio, ser capaz de asimilar el resultado de ese crecimiento. Tanto las personas como las empresas pueden “morir de éxito” cuando no están preparadas para atender las consecuencias de esa expansión. Este puede ser el ejemplo de una persona o una empresa que hace una estrategia de marketing excelente y no está preparada para digerir la gran demanda resultante.
- Es necesario que haya algún tipo de disfrute y un chequeo constante de la ganancia en el proceso. A veces se requiere la habilidad de encontrar las ventajas en aquello que de primeras no lo tiene. Si nos desconectamos de ello, llega la monotonía, el aburrimiento, y hasta el sufrimiento. Es muy duro seguir adelante con una actividad que no nos enriquece en absoluto, pensando únicamente en un posible resultado futuro, y que quizá no llegue si no depende exclusivamente de nosotros.
- Y lo más importante de todo: ha de tener un SENTIDO. Un propósito que nos impulsa y nos recarga a seguir adelante cada vez que pensamos en ello. Si este fin es más grande que uno mismo, y beneficia tanto a otros como a uno mismo, será definitivamente muchísimo más inspirador.
Como ves, es posible querer más, tener más, SER MÁS, siempre y cuando te PREPARES PARA ELLO. Las personas y las empresas altamente eficientes, dominan estos parámetros, y por eso siempre destacan. ¿Te animas a querer más de manera sostenible?