¿Te has encontrado últimamente sintiendo que estás realmente quemado? ¿Has pensado que quizá la solución es dejarlo todo y retirarte a una isla desierta? ¿O irte a vivir al otro lado del mundo y cambiar de vida completamente?
Si algo de lo que te he dicho te suena, ten cuidado, porque es algo serio. Es muy habitual en las personas que consiguen muchos resultados y se esfuerzan por cumplir con excelencia con sus responsabilidades profesionales y también las personales.
Estoy muy acostumbrada a lidiar con ello como coach y entrenadora de alta eficiencia, porque es algo que afecta a muchos de mis mejores clientes.
También lo veo en mi entorno profesional: empresarios y profesionales muy exitosos con negocios muy prolíficos y puestos de muchísima responsabilidad en empresas, que por desgracia les afectan de esta manera.
La cuestión es que hay que estar muy atento, porque es algo que no se produce de la noche a la mañana. No se llega a ello por un desafío muy grande, sino que se gesta poco a poco. Es debido a la situación continuada de estrés que va avisando a través del cuerpo al que no hacemos caso.
Ocurre porque en la vida tan ajetreada, tan rápida en la que hay tanta presión del entorno, creemos que podemos con todo y vamos asumiendo responsabilidades, más de las que deberíamos; o tomando determinadas decisiones que van sumando carga; también diciendo sí cuando deberíamos decir no, o decir no cuando deberíamos decir si…
¿Cómo detectar el burnout?
Empieza produciendo síntomas físicos, pequeñas molestias o desórdenes, insomnio, falta de apetito; también estados emocionales limitantes, como actitud pesimista, cambios bruscos de humor, irritabilidad, apatía, falta de vitalidad…
Se nota también en la productividad porque se reduce y aparecen faltas de concentración y de enfoque. El resultado más agudo puede llegar hasta los trastornos de ansiedad e incluso la depresión.
Físicamente es una acumulación de descargas energéticas debida a las excesivas responsabilidades o al estrés, que no está siendo compensada por una recarga. Y al final el cuerpo acaba enfermando.
¿Cómo prevenir el burnout?
Porque es como un catarro, que si no lo curas haciendo cambios, ¡puede acabar en neumonía! Cuanto antes empieces a actuar mucho mejor, porque a nada que introduzcas una pequeña mejora, empieza a remitir.
Hoy te voy a dar varios tips que te sirven tanto si ya lo estás padeciendo, como si tratas de prevenirlo.
Como te decía, es una descarga continua de energía y por eso para frenarlo, la solución es evitar los drenajes y empezar a incorporar recargas y las soluciones van en este sentido:
Quítate responsabilidades
En primer lugar, se trata de decidir entre todo lo que hay en tu plato, qué es imprescindible que esté allí y qué puedes sacar.
Porque si es muy grande no es posible comerse todo. Y ya sabemos que si lo hacemos, acabaremos con una indigestión, diarrea y un malestar terrible que nos va a impedir comer después por un tiempo.
Si a priori no eres capaz de darte cuenta el qué sacar, empieza a analizar todo lo que tienes abierto y mira qué es lo que de manera independiente te produce estrés. Es muy probable que haya más de un tema.
Por eso, selecciona lo que es imprescindible que asumas tú y empieza a delegar lo demás. Y ya sabemos que hay muchos asuntos que los demás no van a resolver tan bien ni tan rápido como tú, pero es que tu salud, tu felicidad y tu vida está en juego.
Ten en cuenta que si no tomas medidas rápidas, en un tiempo vas a ser incapaz de lidiar con ninguna de ellas porque vas a enfermar. Así que actúa cuanto antes mejor.
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Reduce la generación de estrés
En segundo lugar, de todo lo que te quedas, mira a ver de qué manera puedes quitarle tensión al asunto. Decide qué acciones, decisiones, rutinas puedes comenzar para que esas actividades que en la actualidad son fuentes de estrés, dejen de serlo. Así que empieza a planificar cómo vas a tomar medidas y cambiarlo.
Ten en cuenta que si en este proceso te surgen nuevas propuestas que suman carga de nuevo, deberás rechazarlas. Ahora estamos en “modo revisión, en el taller” y no es momento de comenzar ninguna carrera nueva.
Cárgate de energía
Y por último y lo más importante: empieza desde ya rutinas que te aporten energía. Y no me refiero a desaparecer 10 días de vacaciones para descansar. Eso no suele ser viable. Me refiero a que incorpores hábitos diarios que vayan sumando energía.
Eso pasa por dormir las horas que te hacen falta. Implica comer de una determinada manera, eliminando tóxicos e incorporando alimentos cargados de energía. Implica hacer deporte, o yoga o meditación cada día para darle un regalo a tu cuerpo.
No escatimes en recursos en este apartado y visita a un profesional médico o expertos que te ayuden con ello si está muy avanzado. Porque probablemente hasta ahora te has creído capaz de hacer todo por ti mismo, como «Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como». Y eso es lo que te ha traído hasta aquí.
Es el momento de dejarte asesorar por un experto que te guíe y que te haga el viaje más fácil. Es el momento de mimarte y de dejarte cuidar. Porque con ayuda lo vas a lograr mucho más fácil y solo es muy probable que no.
Y esto te lo digo por experiencia mía y de mis mejores clientes: los que están consiguiendo excelentes resultados aplican esto al pie de la letra.
Si estás en las Palmas la próxima semana a la Cámara de Comercio , te animo a que vengas a aprender cómo lo hago yo y lo que les enseño a mis mejores clientes. Estoy preparando un taller precisamente para enseñarte a resolver este asunto de una vez por todas.
Espero que te haya gustado este artículo, y te sirva para detectar a la primera el primer resquicio de este síntoma.
Un abrazo enorme y muchas gracias por estar aquí.