Una de las cualidades que he observado que más impacta en el resultado de los líderes a los que he estudiado y conocido es la coherencia. El significado que yo le doy es el de hacer, sentir, expresar, ejecutar lo mismo; es decir, SER siempre lo mismo, atendiendo a unos principios o prioridades que definen a la persona.
Digamos que la coherencia es la brújula que marca el rumbo al que dirigirse y por tanto facilita y simplifica enormemente la vida personal y la vida profesional.
Al vivir en coherencia, todo es mucho más sencillo:
-empezando por la toma de decisiones a las que te enfrentas cada día, que se simplifican enormemente, ya que siempre sabes las reglas de “tu juego”;
-también las relaciones con los demás, porque de alguna manera saben lo que pueden esperar o no de ti.
Y como te decía al principio, además ganas en energía y vitalidad al estar todo en ti alineado y avanzando en la misma dirección.
Cuando hay coherencia, hay prestigio y por tanto, éxito profesional. Y eso es debido a que te conviertes en predecible y los demás te van a ver como un referente en aquello que haces.
Me habrás escuchado decir en otras ocasiones que uno demuestra lo que piensa y lo que siente por lo que hace repetidamente. Y es que son tus acciones, ejecutadas en el largo plazo con consistencia, las que te definen.
Las personas detectan con su intuición, desde el primer momento si hay coherencia o no. Es algo que se percibe de manera subconsciente y nos referimos a ello como “me da o no buena espina”, “me inspira confianza”.
En el liderazgo, tanto en el entorno profesional, con nuestro equipo o nuestros colaboradores, como en el personal, con nuestra familia, pareja e hijos, la coherencia permite un entorno de seguridad en el que desarrollarse y crecer con más facilidad y rapidez. Además, estrecha los lazos, fomenta la fidelidad, las relaciones sinceras y con ello la influencia.
Si no eres coherente, a la larga, te mostrarás imprevisible, y eso mina la confianza de cualquier relación en la que estés involucrado. Porque ¿quién va a confiar, o quién se va a atrever a innovar en un entorno donde las reglas cambian sin ningún criterio, o más bien por el criterio del pie con el que se ha levantado por la mañana la persona que dirige ese entorno?
Si hay coherencia hay más energía
¿Por qué digo esto? Desde el punto de vista de la medicina integrativa, para que la persona se encuentre emocional y físicamente bien, es un requisito la persona piense, sienta, diga, exprese y haga lo mismo. Es decir: coherencia.
Quizá te parezca una tontería, pues ¿qué tendrá que ver lo que decimos, las palabras, con la salud? La razón está en la energía y es que si tienes que mantener pensamientos que de alguna manera contradicen tus actos, eso se traduce en un doble gasto energético que hay que recargar doblemente, ya que tienes que pensar varias veces y sopesar varios escenarios antes de actuar.
Eso se traduce en un desgaste mental muy grande y además, como muchas de esas acciones de alguna manera van en contra de tus sentimientos, tendrás que hacer cosas que te sienten mal. A la larga, si lo mantienes en el tiempo, te aseguro que es un problema para tu equilibrio y por tanto para tu salud.
Cuando hay coherencia hay paz mental que es la premisa del éxito. Sin paz mental, es imposible que el éxito dure. La razón es que la paz mental te permite dormir tranquilo y sentirte equilibrado. Y en este mundo, según la ley de acción y reacción, todo tiende a volver al equilibrio.
En mi caso, la coherencia implica que todo lo que te escribo en estos post, me sale directamente del corazón, sin filtros. Es decir: lo he pensado, lo he sentido, lo he probado, lo he practicado conmigo y con otras personas, y por lo tanto, ¡funciona! y por eso me atrevo a compartirlo.
¿Cómo empezar a ser coherente?
En primer lugar, define tus prioridades, aquéllo a lo que te debes, lo que es más importante para ti. Esto no es algo inmediato, sino que lleva un tiempo de reflexión personal. Sobre todo porque dependiendo del entorno en el que decidas empezar a aplicar la coherencia, al inicio quizá te cueste encontrar puntos comunes, e incluso que algunos choquen con los del otro entorno.
Por ejemplo, imagina que en tu trabajo las directrices por las que te riges son: rentabilidad, crecimiento de un 25% en un año y mejora de las relaciones con tus clientes o tu equipo. Y mientras, en tu entorno personal con tu familia, tus prioridades son: compartir tiempo de calidad, relaciones de confianza, estabilidad emocional en tus hijos adolescentes.
Quizá, al intentar aplicar la coherencia, te das cuenta de que un crecimiento de un 25% en tu negocio es demasiado exigente y va a exigir sacrificar parte del tiempo personal con tu familia, que por las circunstancias, demanda ahora mucho.
En segundo lugar, a la hora de establecer esas prioridades, piensa que cuando estás diciendo SÍ a algo, automáticamente estás diciendo NO a otras cosas.
De ahí la importancia de lo que te comentaba al principio: REGIRSE POR LOS MISMOS PRINCIPIOS EN TODO MOMENTO, e independiente del entorno en el que te muevas. Por eso, vigila que el FIN que persigues beneficia a todas tus facetas, tus áreas y entornos en los que te manejas.
Por último, cuida que esa prioridad que estás marcando, no supone que nadie dentro de tu entorno salga perjudicado y que beneficie a todas las partes implicadas.
La razón es que de esa manera, todo va conspirar para que naturalmente tus metas se cumplan, ya que todo/s se benefician de ello. Así no habrá ningún tipo de resistencia interna o fricción, y contarás con la ventaja de que cada una de las partes vayan por sí solas hacia donde va el todo. Es un requisito para un avance rápido, fácil y que garantiza el cumplimiento.
Como te decía, la ventaja de integrar la COHERENCIA en tu vida personal y profesional es que todo requiere menos ENERGÍA, y eres más EFICIENTE: avanzas más fácil, tus logros se cumplen antes y vas a favorecer al bienestar de todas las personas que hay a tu alrededor.
¿Te animas a empezar a aplicar la coherencia?
Me encantaría que me dijeras cómo vas a empezar a hacerlo, cuáles son tus directrices y qué es lo que has de cambiar.
¿Crees que a alguien le hace falta? ¡Ayúdame a ayudarle y compártelo con ellos! ¡Hasta pronto!