Después de estas fiestas navideñas, en las que la tónica general ha sido INFINIDAD de TODO (reuniones con amigos, con familia, celebraciones, regalos), para la mayor parte de las personas ha supuesto ingestas y regalos excesivos.
La cuestión es que todo esto no acaba todavía: ahora vienen las rebajas, y para el que haya guardado algo de dinero y todavía le queden ganas, está la posibilidad de llenar el carrito de la compra de muchas cosas de saldo y a precios muy atractivos.
La conclusión es que después de casi un mes así, la acumulación, tanto en nuestro cuerpo, como en nuestras casas es muy importante.
Si lo miramos desde el punto de vista emocional e incluso espiritual, también han sido momentos muy vivos: durante tanto tiempo de Navidad, del cual es difícil escapar, hay mucha intensidad en las relaciones, y estamos expuestos a una avalancha continua de sentimientosmuy distintos que en mayor o menor medida nos afectan.
La situación generalizada después de todo esto es de haber vivido una etapa de mucha abundancia a todos los niveles. Y por ello conviene cuestionarse hasta qué punto todo esto nos ayuda y nos hace más felices.
Si nos hemos dejado llevar, y no hemos puesto límites, tiene sus repercusiones, tanto a nivel físico como emocional:
- Excesiva comida se traduce en varios kilos de más.
- Excesivo alcohol y azúcar se traduce en resacas y malestar. No es ninguna casualidad, que ahora haya más gente enferma, que ha “cogido la gripe o un virus”.
- Excesivos regalos se traducen en cuentas corrientes perjudicadas.
- Excesivos encuentros con familiares y amigos, dan lugar a algún que otro roce, o incluso ganas de alejarse por algún tiempo de determinadas personas.
- Momentos de euforia, que como son imposibles de sostener en el tiempo, vienen con sus correspondientes bajones.
Cuando no estamos preparados para recibir la abundancia y no le ponemos nuestro límite, se convierte en perjudicial.
Es en estos casos, cuando llegamos a la conclusión de que con un poco menos de “algo”, hubiéramos estado un poco mejor. Cada uno está preparado para recibir una determinada cantidad. Cuando se sobrepasa ese nivel personal, llega la saturación, el desequilibrio, y con ello la crisis, tanto a nivel físico, como mental e incluso económico.
A continuación te dejo 3 claves para detectar si has superado el nivel de abundancia para el que tú estás preparad@.
- Cuando enfermas, tu cuerpo está avisando de que hemos sobrepasado algún nivel de algo. Toca parase a escuchar, y bajar el ritmo, para luego seguir adelante.
- Sentimiento de estrés, angustia, depresión, vacío o incluso hastío. En este caso, eso que deseábamos con tanta ilusión, ha producido en nosotros el efecto contrario. Es la ley del péndulo, que si “rebota con mucha fuerza”, las subidas irán seguidas de profundas bajadas.
- A nivel material hemos recibido y dado muchos regalos, pero nos encontramos con que la cuenta bancaria ha bajado más de lo planificado, incluso las deudas han aumentado demasiado, o nos encontramos en casa con un montón de objetos, en el fondo inútiles, que no sabemos en dónde colocar, ni qué uso darle.
SI es así, recuerda que más no es mejor, y que como en todo, hay que prepararse para elevar el nivel de abundancia que uno está preparado para recibir, y ser capaz de parar en el límite personal de cada uno.
¡Feliz semana!