Todos los días tomamos infinidad de decisiones. Desde la ropa que nos ponemos, qué reunión organizar a primera hora, la elección del proveedor con el que firmar un nuevo contrato…. El tema es que cualquier decisión tiene el potencial de mejorar e impactar cualquier situación en la que hoy o en el futuro se presente.
Las decisiones, o la falta de ellas, son las responsables de o bien romper, o por el contrario potenciar, una carrera profesional, o incluso una vida personal. Cuanto más eficientes nos volvemos tomando decisiones, sin estar influenciados por lo que los demás opinan, mejores resultados vamos a conseguir en nuestro trabajo, y también en nuestra salud, bienestar y en nuestras relaciones personales.
¿Y qué hacer para conseguir tomar las decisiones correctas?
Bien, en primer lugar, lo importante es TOMARLAS. ¡Cuántas veces nos hemos encontrado en la situación en la que es difícil decidir porque la situación se ha enquistado demasiado!
Porque cuanto antes se decida, antes llega la claridad, y con ello la acción enfocada hacia un resultado determinado. Y en cambio, si no hay una decisión, se empiezan a amontonar hechos, circunstancias, comportamientos, sin ningún criterio y llega a darse que cuando ha pasado demasiado tiempo, ya no hay posibilidad de dar marcha atrás ni de rectificar.
Por ejemplo, mucha gente decide dejar de fumar, cuando le detectan un problema de salud. Desde luego que es un paso importante, pero ¿no hubiera sido más fácil tomar esa decisión cuando aparecieron los dolores de garganta? Las consecuencias de tomar decisiones tarde, o de no tomarlas, pueden ser catastróficas.
Y también cabe la posibilidad de que la mejor decisión sea no tomar la decisión. Eso también es perfecto, y en ese sentido viene el segundo punto:
Investiga antes de tomar la decisión.
Estudia, aprende, y gana conocimiento, para al mismo tiempo, ganar perspectiva. Busca información en relación al proceso en el que estás, las consecuencias de una solución y de las alternativas, lo que implica, los efectos colaterales.
Aquí también cabe la alternativa de preguntar a expertos en la materia. Y no vale preguntar a cualquiera, porque muchas veces nos fiamos de personas en las que confiamos por alguna razón, pero que en este tema en concreto apenas tienen formación, conocimientos y experiencia. Y es que expertos hay, y en toda la humanidad, siempre hay alguien que ya ha hecho antes lo que nosotros estamos intentando aprender, o ha conseguido veinte veces aquello que nosotros estamos buscando conseguir por primera vez. Como siempre, la humildad es una cualidad que juega a nuestro favor, y nos va a permitir aprender de los que son más sabios que nosotros, y han conseguido éxitos antes.
Una vez hecha esa investigación, ya estás en disposición de formar un criterio, el tuyo propio,basado en tus experiencias, y en lo que has aprendido. Y desde esta posición, es seguro que la decisión es la correcta. Insisto: que sea tu criterio propio. Porque aquí es importante valorar cómo esa decisión te va a afectar a ti, y también cómo va a afectar a los que están a tu alrededor. ¿Es eso bueno para ti? ¿ Y es bueno para tu entorno? ¿Y para tus seres queridos? ¿Es bueno para tu equipo? Lo que es claro es que esta valoración es siempre desde tu propia perspectiva, porque lo que no vamos a entender por completo es la perspectiva de los demás.
Y si tienes miedo a equivocarte es normal. Lo que pasa es que si no actúas nunca sabrás si estabas en lo cierto o no, y eso sabe peor que cometer un error; porque aunque te equivoques, siempre habrá una oportunidad para rectificar.
Si además has seguido el proceso que te he detallado antes, ten claro que estás decidiendo en el momento en el que estás, con la información de la que dispones en ese instante, y con las consecuencias que has analizado en base a todo ello. Estás decidiendo de la mejor manera posible después de haber hecho un trabajo consciente buscando la mejor solución. Y eso te ha de liberar de cualquier sentimiento de culpa que te pueda frenar, o a pesar, que no te ayuda en absoluto.
Por último, me gustaría contarte lo más importante que he aprendido respecto a la toma de decisiones, y con ello un cuarto punto:
escucha a tu corazón
Atiende a lo que sale de dentro de ti. Porque los análisis que solemos hacer y que nos han enseñado suelen basarse en criterios lógicos y racionales, que no hacen mucho caso a nuestros sentimientos. Y esta parte es la más importante de todas. Por eso, siente las consecuencias de todas la alternativas, y fíate de ese ͞sexto sentido͟.
Y es que una vez que decidas y te pongas en marcha, esta sensación va a estar contigo durante todo el proceso, y vas a ser tú y sólo tú el que va a convivir con ella, y la vas a sufrir o a disfrutar, dependiendo de si has escuchado a ese sentimiento antes. Recuerda que estamos aquí para disfrutar, y el que nos diga lo contrario, nos engaña.
Las personas altamente eficientes toman decisiones continuamente. Muchas veces se equivocan y de la misma recitifican, y así es como cada vez van afinando cada vez mejor su método. Por eso, te animo a que pongas esta información en práctica y descubras todo el potencial que hay dentro de ti, que es ilimitado para la toma de decisiones y para todo lo que te propongas. Y cuéntame cómo te va, en este enlace, ¿vale?
¡Estoy esperando tus noticias!