Estamos viviendo la era de la información y la globalización, lo que quiere decir, que las novedades llegan muy rápido a nuestra vista y de orígenes muy diversos. Es decir, el cambio es más rápido que nunca antes, y para que nuestros productos o servicios tengan demanda creciente, es obligado ser muy efectivo produciendo resultados.
No vale de nada “saber mucho” o “estar bien preparado” si esa sabiduría no se pone en práctica. Pues son los hechos en el terreno lo que indica si ese saber funciona o no. Y a la hora de ponerla en funcionamiento, ¿de qué manera es posible sacar el máximo rendimiento y conseguir el resultado final cuanto antes?
Está claro, que hay que currárselo, es decir, hay que echarle horas:
La teoría de las 10.000 horas
Ya lo sabes, ¿verdad? HACE FALTA MUCHA PRÁCTICA. La persistencia y la consistencia son requisitos para cualquiera que está buscando la maestría en cualquier entorno.
Numerosos experimentos científicos de psiquiatras e investigadores, durante muchos años, han llegado a la conclusión de que para conseguir la maestría en cualquier área, hacen falta 10.000 horas de dedicación. Esta es una excelente noticia, pues además otra de las conclusiones es que, no por tener un coeficiente intelectual más elevado, algo que tiene un componente genético importante, determina que ese individuo vaya a conseguir mejores resultados. Es decir: la excelencia depende más de la práctica que de factores hereditarios, y por ello, está al alcance de cualquiera que se lo proponga.
Empieza con un fin en mente
Eso significa hacer una representación clara del destino final. Esta es una manera de conseguir que el aprendizaje sea más efectivo. Tener una imagen clara de lo que se quiere conseguir, implica poner cifras, datos objetivos, resultados físicos, y hace que sea más fácil orientar esas horas de trabajo en ese dirección. Para hacerlo, implanta un sistema de medida que te permita ir valorando el avance hacia ese destino final, y ve anotando continuamente cómo lo estás resolviendo.
Acompañando a esto, encárgate de que estas horas de práctica estén intencionalmente alineadas con ese objetivo. Por poner un ejemplo, en un entorno muy exigente como puede ser un solista de piano profesional, no sirve de nada tocar el instrumento por tocar. Sino que es necesario desde el primer momento, además de aprenderse la partitura y adquirir agilidad con los dedos, prestar atención a cómo suena y cómo debe sonar. Y sobre todo, cuál es el objetivo que se quiere transmitir al destinatario de la música. Las horas de ensayo han de estar contemplando desde el minuto cero, que cuando se haga la representación, la respuesta de toda la audiencia va a ser una auténtica ovación, porque se ha sentido realmente impactada por el concierto. Desde el comienzo de la práctica, ese es el resultado que se ha de ir buscando.
Utiliza el feedback continuo
Una de las herramientas más poderosas en cualquier aprendizaje es la evaluación continua. Es como aprendimos en el colegio y en la universidad. Primero nosotros hacíamos ejercicios para ver si habíamos entendido la materia, y luego probábamos en los exámentes. Por eso, además de implantar un sistema que te permita a ti mismo medir los resultados para el día a día,cuenta con cierta frecuencia con algún experto que también te aporte su opinión y posibles mejoras a lo que estás haciendo. ¡Ojo con la persona que eliges! ¡Es básico que entienda de lo que estás intentando mejorar! De aquí es de donde viene la verdadera maestría, de un proceso de mejora continua, que se va puliendo y rectificando poco a poco.
Aprende de los mejores
Y lo que de verdad marca la diferencia, que me habrás escuchado decirlo hasta la saciedad: aprende de alguien que haya llegado donde quieres llegar tú. BUSCA UN BUEN MAESTRO. Y encima si es el mejor en ese tema, ya es para nota. Aprender no significa que no estés preparado, o que no estés capacitado para servir a otros. Un eterno aprendiz es el que reconoce con humildad que hay otros que tienen mucho que aportar, y por tanto que hay margen para crecer y para cambiar. Además, es que siempre hay alguien que es más experto que uno, que ha probado más y en otros ámbitos distintos, y que puede aportar otros enfoques y otros trucos que funcionan. Por el contrario, el que cree que ya es un experto y se lo sabe todo en su área, y no está abierto a probar cómo otras facetas le afectan, es muy difícil que aprenda y rápidamente será barrido por el mercado.
Una persona altamente eficiente es un pionero y está continuamente innovando, es humilde con ganas de mejorar y para ser productivo utiliza constantemente estos tips que te he dado. ¿Cuándo empiezas a ponerlo en práctica? Escribe contándome, ¿vale?