Esta semana te escribo desde San Diego California. He viajado a la otra punta del planeta para aprender y reunirme con un grupo de personas con las que comparto muchas ideas fundamentales para mí. El ambiente es internacional: hay gente de los 5 continentes, de distintas religiones, edades, razas y culturas. Todos los que estoy conociendo, de alguna manera, han roto con muchos de los esquemas con los que fueron educados, y en contra de lo que su alrededor les imponía, se han atrevido a desafiar lo estándar, han cambiado sus vidas, han abandonando países de origen en ciertos casos, y están tratando de devolver todo lo que han recibido.
En este entorno tan enriquecedor, se palpa una “garra” y unas ganas tremendas de aprender, de crecer, y mejorar y contribuir a un fin, un objetivo con una base común. A continuación te detallo las características que hacen que este objetivo se vaya a hacer realidad para todos aquellos que persistan lo suficiente, y que te sirven a ti a la hora de medir la posibilidad de que el tuyo también llegue:
- Ha de ser muy ambicioso, más grande que tú mismo. Cuando hablo de ambición, no me refiero a temas exclusivamente materiales: me refiero a que sea inspirador, que te haga vibrar y te ponga los pelos de punta cada vez que pienses en ello. Es como la carta de los Reyes Magos: ¿recuerdas cuando eras niño, cómo te sentías de solo pensar que te iban a traer todos los regalos que habías imaginado?. De eso se trata, de vivir cada día con esa idea en mente, y que sea una razón para levantarte y salir de la cama cada mañana.
- La ventaja de pensar en grande, no es el fin en sí, sino en la persona que te conviertes en el camino. Seguro que te has dado cuenta, de que cuanto te esfuerzas un poco, y te marcas una tarea difícil que no has hecho nunca antes, no te queda más remedio que ponerte las pilas y sacar de no se sabe donde, un montón de recursos que hasta tú mismo desconocías de ti. Este es uno de los beneficios de esta forma de actuar que al mismo tiempo trae otro consigo: el sentimiento de satisfacción, de auto- reconocimiento por haber sido capaz de haber hecho lo que al principio parecía imposible.
- Un argumento más para este comportamiento es el siguiente: está comprobado en la naturaleza, que todo ser vivo, o crece, o decrece, pero no permanece estable o estancado por mucho tiempo. Las plantas, que no piensan, son así, y el día en que dejan de crecer y echar flores, es porque está comenzando su decadencia. Por lo tanto, para los humanos, que somos capaces de pensar y elegir, la única manera de seguir con vitalidad y energía, es implicarse en crecer y en ser más “grande” cada día. Es cuestión de supervivencia.
- La consecuencia de ese objetivo ha de ser buena para ti y para tu entorno. Si la consecución del mismo, te beneficia exclusivamente a ti, olvídate de ello: no habrá opción. Y si llega en estas condiciones, según lo hace, se esfumará.
Hay un principio detrás de todo esto: aquello en lo que centras tu atención, crece. Si te enfocas en los problemas, en la enfermedad, en la crisis económica que “nos azota”, en los titulares de prensa y de la televisión que nos muestran las catástrofes de la humanidad, todo esto se convertirá en tu día a día y moldeará tu estado de ánimo en consecuencia. Mientras que si en la pantalla de tu mente, aparece este gran objetivo motivador, que saca lo mejor de ti, y te llena de esperanza y buenas “vibras”, tu día a día será mucho más divertido, placentero y más enriquecedor. ¿Qué es lo que eliges? Como siempre te digo, todo esto depende exclusivamente de ti. Te animo a que consideres estos criterios a la hora de marcarte metas y retos; estoy rodeada de gente altamente eficiente, y esta es su manera de pensar y actuar.