Nuestra vida es una maravillosa aventura, un regalo que hemos recibido, y es responsabilidadnuestra todo lo bueno o lo malo que saquemos de ella.
Aunque ha sido una tendencia generalizada la de “echar la culpa” a agentes externos, y a otros de nuestra felicidad, disfrute, salud, (los políticos, los que han generado la crisis, los virus que nos enferman…), hay un enfoque muy distinto, mucho más potenciador, y además que nos dota de más libertad y que consiste en “tomar la vida por los cuernos”, hacernos responsables de ella, y encargarnos de llevarla al máximo potencial. EL resultado es una satisfacción, no solo el día que lo logras, sino durante el proceso. Y ahí está la clave: disfrutar del proceso además de disfrutar del final.
Nuestro cuerpo es la herramienta que nos va a permitir disfrutar de la vida a tope, o por el contrario, nos va a poner limitaciones a la hora de sacar todo el jugo de ella. Éste, está hecho de una tecnología tan perfecta y desconocida, que a día de hoy, con todos los avances científicos que hemos hecho, no hemos sido capaces de redactar un manual de instrucciones con detalle de su funcionamiento; ni tampoco, de dar solución a todas las desviaciones de su funcionamiento óptimo (enfermedades). Por ello, una forma de relacionarnos con el cuerpo humano y con la ciencia de la salud, es desde la humildad, observando, aprendiendo, considerando todo lo estudiado en otras culturas y tradiciones y respetando en todo momento esta creación tan magnífica de la que estamos dotados.
Una tendencia actual, que cada vez tiene más partidarios, considera que la salud ha de ser integración del CUERPO-MENTE–ESPÍRITU.
EL cuerpo como parte física, que se ve, y se toca, manifiesta continuamente nuestra salud, nuestra vitalidad o energía vital. Así, si una persona está enferma, tendrá mal color de piel, o presentará poca vitalidad, o mostrará síntomas físicos tangibles. Pero esta enfermedad física, es probable que sea un resultado de un desequilibrio a otros niveles, por ejemplo, una incorrecta gestión emocional.
Alimentamos nuestro cuerpo todos los días, y no solo de comida, sino que también lo alimentamos con emociones, con pensamientos, con actitudes y comportamientos, que afectan a nuestra química y tienen un efecto que a veces se observa de inmediato, y otras veces tarda en manifestarse.
Por ello, les invito a leer este blog, en el que poco a poco, iré compartiendo mucha información que he aprendido después de muchos años de estudio y experimentación, de muchas teorías de muchos hombres sabios, relacionados con la salud, con el bienestar a todos los niveles: físico, mental, emocional y hasta económico. Todo ello, pensando en llevar nuestra vida al máximo potencial, para ser mejores padres, madres, trabajadores, empresarios, amigos, hermanos, y poco a poco ser el motor del cambio de esta sociedad, que solamente va a renovarse cuando cada integrante de ella se haya renovado. Pues el mundo en que vivimos es un reflejo de lo que somos en la actualidad.
Como dicen los sabios: “si quieres ver un cambio a tu alrededor, empieza por cambiar tú”