Está muy de moda, hablar de cuáles son tus talentos, los dones naturales con los que naciste y las habilidades o capacidades que has venido desarrollando a lo largo de tu vida.
Nos han vendido que si los encontramos, nos será posible vivir siempre haciendo continuamente aquello que nos gusta y seremos muy felices.
Desde luego que todo eso te va a ayudar y te va a hacer la vida más fácil.
La cuestión es que en un mundo que evoluciona tanto, en el que hay tantas novedades, y tan global, los talentos naturales sólo ya no son suficientes. Para destacar, o más bien, para sobrevivir laboralmente en un entorno como el actual, no sirve pedir que aquél producto o servicio que voy a ofrecer al mercado ( o a mi empresa) se adapte a aquello de lo que yo soy capaz de entregar.
Pongo un ejemplo sencillo: si tengo un hotel y vendo habitaciones, ya no sirve hacerlo sólo a través de un sistema tradicional. Ahora los clientes me obligan a que tenga un sistema de reservas online que me diga si hay disponibilidad y precio de las habitaciones al momento.
Si no lo hago y le digo al cliente que me llame al día siguiente para darle precio y disponibilidad, es muy probable que al día siguiente ya haya encontrado otra alternativa.
Que el cliente se adapte a lo que yo ofrezco, es un concepto que está obsoleto. Ahora se trata de dar al cliente al momento aquello que está buscando, incluso superando sus expectativas.
Por eso, me tendré que buscar la vida para desarrollar una aplicación informática que se pueda integrar con mi sistema tradicional.
Cuando hablo de cliente, me refiero tanto a clientes que compran productos o servicios en una empresa, como a colaboradores, compañeros, jefes, e incluso miembros de nuestra familia a los que también hemos de atender y satisfacer sus demandas. Para mí, un cliente es alguien a quién yo sirvo, al que le soy útil.
No sé si has leído el libro: “Haz lo que amas y el dinero te seguirá”. Está escrito ya hace varias décadas.
En este libro se menciona que aquello para lo que somos buenos de manera innata, que suele estar relacionado con aquello que amas, es lo más importante; desde mi punto de vista, hay otros aspectos que ahora toman relevancia y que son fundamentales: la manera en la que nos vamos a mostrar al mundo, cómo nos desarrollamos, como nos adaptamos a las novedades que surgen, a la infinita información en la que estamos inmersos, a los avances tecnológicos y de gestión, a como elegimos liderar a otros, y permanecer a pesar de las dificultades.
Por eso, ahora la única solución es CRECER, y dar de nosotros no sólo aquel talento con el que hemos nacido, hemos desarrollado o hemos demostrado hasta el día de doy. Ahora hemos de adaptar el producto o servicio a lo que demanda la humanidad, a aquello que están pidiendo. Es decir, nos obliga a esforzarnos, y a estrujar nuestras capacidades y nuestras habilidades al máximo.
Si lo miras con objetividad, es imposible dedicarse 100% de tu tiempo a lo que te gusta. Sobre todo porque además, hay que recoger los frutos de aquel servicio que estás prestando, y eso conlleva otra serie de actividades ineludibles: gestión de cobros y pagos, pagar impuestos y otra serie de facturas, organizar un equipo, preparar estrategias para ofrecer este servicio.
Además, ya no sirve sólo hacer bien un producto o servicio. Se trata de ser excelente en ello. Es decir, entregar más de la expectativa que has generado. Porque considera lo siguiente: en el momento en que te atrevas a dar más de aquello por lo que has sido contratado, entonces serás contratado para más que por aquello por lo que actualmente estás haciendo.
A continuación te voy a dar una serie de pistas, que a mí me han ayudado y que confío en que también te ayuden a ti.
Analiza en detalle tu punto de partida.
Haz un trabajo previo de conocimiento de ti mismo para detectar exactamente donde estás: qué talentos tienes a día de hoy, que habilidades y capacidades has desarrollado y cuáles son tus intereses.
Apunta al objetivo.
Encuentra la claridad, de hacia dónde vas, qué estás buscando, y qué es lo que realmente quieres. No solamente al final del proceso, sino durante. No subestimes esto último, pues es lo más importante: no has venido a vivir una vida en la que te planteas como objetivo llegar a un lugar, dentro de 2, 3, meses, años, lustros, si durante todo ese tiempo el viaje es un auténtico sufrimiento. Quizá eso es lo que hemos visto mucho antes, pero esto ya no vale, nunca más, ¡por suerte hay muchas alternativas a ello!
Repasa qué vas a necesitar en el viaje y en el destino.
Determina qué capacidades has de desarrollar para llegar a dónde quieres. Es muy probable que requiera que mejores aspectos, y que crezcas como persona y como profesional. Es una excelente noticia, pues en tu ADN está la disposición a crecer y a mejorar y lo encontrarás apasionante.
Desarrolla hábitos para la alta eficiencia.
Y por último: entrena con un método para estar bien preparado, como son los hábitos para la alta eficiencia, pues te ayudarán a llegar allí al ritmo necesario para surfear la vida, el mercado, el entorno, las circunstancias, con bienestar, y optimizando todos tus recursos, manteniendo este crecimiento y bienestar en el largo plazo, de manera consistente.
¿Cuáles son estos hábitos?:
Aparte de la claridad, que ya hemos mencionado, está la energía, la vitalidad necesaria para mantenerte en forma y en situación consistentemente, en el largo plazo.
También está la valentía, pues todo lo nuevo a lo que te vas a enfrentar, requiere de ti que te enfrentes a lo desconocido, y eso supone ser atrevido.
Sé productivo, para aprovechar al máximo todos los recursos que hay a tu alrededor, para sacarles el máximo partido con la mínima inversión, es decir, optimizando.
Desarrolla la persuasión, para influenciar a las personas que hay a tu alrededor e inspirarles a que se unan a ti, te apoyen, y al mismo tiempo ellos ganen. Cuando los demás perciban que uniéndose a ti, ellos también van a salir beneficiados, estate seguro de que van a ser muchos los que decidan apoyarte y hacerte el camino más fácil.
Y por último, introduce la necesidad, como ingrediente para ayudarte a llegar más rápido. Porque normalmente funcionamos mejor cuando hay fechas límites o cuando alguien nos da pinchazos si nos retrasamos. Incorpora esta necesidad autoimpuesta para seguir creciendo, y si no, busca a un colega que esté en esta misma onda, o a un profesional que te lo facilite. Porque mientras desarrollamos el hábito, solemos rendir cuentas mejor con los demás que con uno mismo
Qué , ¿te animas a superar tus talentos?. Diría que no es sólo un requisito de las personas altamente eficientes sino que es una exigencia para vivir hoy una vida de calidad. Mi misión es ayudarte a ello. Por eso, en este canal, vas a encontrar muchos recursos gratuitos para ello.
Las personas altamente eficientes son muy conscientes de sus capacidades y están siempre buscando la manera de perfeccionarlas.
Como siempre, te animo a que lo compartas en las redes y se lo hagas llegar a muchísimas más personas. Recuerda que cuanto más das, más recibes.
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Muchísimas gracias por leer hasta aquí