¿Eres de los que cree que el trabajo es un castigo divino? ¿Has identificado el trabajo con la sangre y el sudor de tu frente? ¿Eres de los que se pone a llorar cuando llega el domingo por la tarde y acaba el fin de semana?
Cómo dice Tony Robbins, uno de los líderes de pensamiento mundial más destacado, “ la calidad de nuestra experiencia depende de la historia que nos contamos”. Por eso, y dado que probablemente necesites trabajar para ganarte un sueldo, es crucial que te cuentes una historia que te convenga, y así mejorar tu calidad de vida. Es decir, te invito a que cambies tu perspectiva sobre el trabajo.
La razón es que, dado que normalmente, pasamos la mayor parte de nuestro día en el trabajo, mucho más tiempo que con nuestras familias y seres queridos, es importantísimo darle otro enfoque distinto. Así evitamos estar todo el día amargados mientras trabajamos, y por el contrario,conseguimos estar plenamente motivados.
En el caso de que no necesites trabajar para ganarte un sueldo, y trabajas por placer, estás de enhorabuena. Seguramente, lo que te cuento abajo, ya lo estás practicando. Quizá no lo hagas conscientemente, por lo que si es así, te animo a que lo leas y me digas si realmente es así.
Te voy a dar algunas pistas para ayudarte a cambiar tu percepción sobre el trabajo, y conseguir que cada segundo sea algo extraordinario.
Manteniendo a la mente a raya.
En primer lugar, al trabajar, se requiere de nosotros el estar concentrado en una tarea; ello implica que enfoquemos la mente en un objetivo concreto. Con ello, evitamos que la mente actúe por sí misma, a su libre albedrío; pues es en esos momentos, cuando tiende a dispersarse, tiende al caos, y se engancha a multitud de pensamientos, la mayoría de los cuales, no nos hacen ningún bien.
Para hacer la prueba de esto, siéntate durante 5 minutos en un sofá, sin hacer nada. No des ninguna orden a la mente, y pon el cronómetro del reloj. Cuando te avise de que han pasado 5 minutos, escribe lo que se te pasado por la cabeza: ¿qué, cuantos pensamientos has tenido? Y de ellos, ¿cuáles te benefician y te hacen sentir bien y cuáles no? Si el número de pensamientos que te ayudan superan a los que no lo hacen, te felicito, pues eres alguien especial; a la mayor parte de las personas, cuando hacen esto, lo que se les pasa por la cabeza, suelen ser pensamientos que no benefician en absoluto.
Para entrenarte, te recomiendo un ratito de meditación diaria, y para ello lee en este blog el artículo que escribí sobre cómo meditar. A medida que vayas mejorando, conseguirás dirigir los pensamientos hacia donde te interesa, al controlar y elegir lo que pasa por tu cabeza y por tanto, mejorar tu rendimiento, tu productividad, y tu estado de ánimo.
Introduce los retos en tu día a día.
En segundo lugar, trabajar suele suponer un desafío; y es mediante asumirlos y resolverlos, y ver el resultado de nuestra acción, como aprendemos, desarrollamos habilidades y crecemos como personas: es la única manera de evolucionar. Pues si no hay un reto, se instaura la rutina, la monotonía, y se activa el piloto automático. Y cuando este se pone en marcha, empezamos como en el punto anterior: con la mente a libre albedrío, y en el caos, con los inconveniente que ello conlleva.
Si no consigues que el trabajo te suponga un reto, te animo a que tu desafío sea encontrar este desafío en el trabajo. Ja, ja, ja. Parece un juego de palabras, ¿verdad? . Lo cierto es que, después de todos los años de educación en el colegio, o incluso en la Universidad, tendemos a pensar que ya hemos aprendido todo lo que nos hace falta, y nos olvidamos de desarrollar la memoria, la lógica, el lenguaje, nuestra gestión emocional, etc. Esto conlleva que, al dejar de aprender, los pensamientos empiezan a estar dirigidos por las opiniones de los que consideramos ”expertos”, que pasan a ser los titulares de los periódicos o los anuncios de televisión. Y así perdemos perspectiva de nuestra propia vida.
Lo ideal sería que, después de acabar el colegio o la Universidad, siguiéramos aprendiendo por nuestra cuenta, para comprender lo que está pasando a nuestro alrededor, y desarrollar un sentido personalizado acerca de las propias experiencias. Tampoco hace falta una dedicación excesiva. Es simplemente una actitud: un ratito reservado al día o a la semana para hacer de esto una prioridad.
En ese sentido, te animo que lo pienses ahora mismo, y te comprometas a marcar en tu calendario, o en la agenda del teléfono, el tiempo que vas a guardarte para ti, al día o a la semana, para leer o ver vídeos sobre un tema que realmente te interesa y que piensas que te va a aportar mucho en este momento. Te aseguro que mejorará la calidad de tu experiencia. Te recomiendo encarecidamente que estudies sobre desarrollo personal. Pues cuando más te desarrolles tú, más se desarrollará tu entorno, tu negocio, tu carrera profesional, y contigo tus seres queridos.
Haz que las relaciones con los demás profesionales sean para aportar valor.
Y por último, el estar relacionándonos con personas, es una herramienta excelente para desarrollar habilidades de persuasión y de liderazgo. Seguramente, en el caso de que tengas un jefe o un compañero con el que no te llevas nada bien, y te haga la vida imposible, aquí dirás que ¡si estoy loca!. Pues lo cierto es que está surgiendo una oportunidad increíble para evolucionar.
Normalmente, los conflictos en el trabajo se dan por el frecuente sentimiento defensivo de alguien que teme perder su prestigio. Cambiando la actitud, y buscando los puntos en común en las metas de ambas personas entre las que surge el conflicto, se conseguirá que avanzando uno mismo se ayude a avanzar al otro. Quizá no sea lo más fácil, y requiera un esfuerzo adicional de repensar el procedimiento, pero a la larga, será más beneficioso para todos los implicados. Además, ganar práctica en esta habilidad, también te servirá para tus relaciones personales, con aquellos a los que más quieres.
Para ello, ante el próximo conflicto, te animo a que antes de «explotar» o «reaccionar», te sientes, y te pares a pensar lo siguiente: primero, ¿si yo estuviera en su situación, me sentiría amenazado? Y segundo: viendo esto desde su punto de vista, ¿qué hay en común con mi enfoque y mi objetivo?. Estoy convencida de que hay puntos en común. Siempre los hay, aunque sea difícil verlo. Al fin y al cabo, estáis juntos, porque estáis compartiendo algo. ¡Imagínate lo bien que te vas a sentir cuando tú mismo seas capaz de hacer esto por primera vez, y lo que hasta ahora era un problema, haya pasado a ser un reto superado!
¿Qué? ¿Has encontrado motivos para ver la bondad del trabajo y encontrar en él la pasión? Te voy a contar un último argumento: trabajar es servir. Es como devolvemos a la sociedad, y al mundo todo lo que nos ha dado, que ha sido y sigue siendo siempre muy abundante. Por eso, es la oportunidad de dar, para seguir recibiendo.
Las personas altamente eficientes lo tienen claro, y por eso están motivadas en cada acción que toman y en cada momento de su existencia, y eso implica cambiar la percepción de la actividad en la que se pasan la mayor parte del día.
Como siempre, te animo a que lo compartas en las redes y se lo hagas llegar a muchísimas más personas, y así te rodees de personas que piensan como tú, y te empapes de todos los beneficios que ello conlleva.
Y si no estás suscrito a mi blog o a mi canal youtube, hazlo ahora, y te enviaré contenido gratis periódicamente que estoy convencida que te va a ayudar en tu camino de ser altamente eficiente, en cualquier área de tu vida e en cualquier momento y situación.
Muchísimas gracias por leer hasta aquí.