Vivimos en un mundo global, con mucha y muy variada oferta, donde es posible recibir en la puerta de casa, en menos de 10 días, cualquier producto o servicio creado en cualquier lugar del mundo. Eso nos da unas ventajas increíbles como consumidores, y cada vez nos hacemos más exigentes.
Del mismo modo, requiere que, para que nuestros servicios, nuestro trabajo, o nuestros proyectos destaquen entre todos los demás, hemos de sacar lo mejor de nosotros y de nuestros equipos.
Compromiso total con la excelencia
Ya no sirve eso de las “medias tintas”, pues con esa actitud, no debutaremos en el mercado. Para entregar lo mejor a nuestros clientes, a nuestros compañeros de trabajo, y a nuestros equipos, para que aquello que creamos o producimos, sea extraordinario, y sea elegido entre tanto, ha de haber un compromiso total para dar simplemente excelencia.
Y ante este hecho solo hay una solución: que las personas que formamos las organizaciones, los profesionales, seamos excelentes. Con un requisito extra: que se mantenga continuamente, en el largo plazo.
Lo único que permanece es el cambio
Esta es la realidad, y en el momento en que bajes la guardia, las novedades habrán recibido interés por parte del mercado, y si no estás al tanto de ellas, te quedarás fuera.
Aunque parezcar frustrante, o desalentador, desde mi punto de vista esta realidad conlleva una ventaja: nos obliga a convertirnos en personas extraordinarias, redescubriendo continuamente los infinitos recursos y habilidades que llevamos dentro, y que si no utilizamos se oxidan o se esconden.
Por eso no queda otra opción más que DESARROLLAR EL HÁBITO de la ALTA EFICIENCIA, que supone buscar la consecución de resultados, por encima de lo estándar, continuamente, de manera persistente, en el largo plazo. Con una particularidad: la sensación durante todo el proceso es de confianza, de alegría, y de compromiso. Eso significa que el miedo, el estrés o la ansiedad, quedan fuera. No tienen cabida.
Entender a la PERSONA, de manera INTEGRAL.
Para que un profesional sea altamente eficiente, implica que esté bien, completo, en todos los aspectos de su vida: A NIVEL PROFESIONAL Y PERSONAL. Es una excelente noticia, que se empiece a considerar un requisito el bienestar integral de la persona para su mejor rendimiento profesional.
Cada vez se vuelve más imprescindible, dotar a las personas de herramientas que les permitan ser exitosos en todos los aspectos de su vida. A continuación, cito los distintos principios de la alta eficiencia:
La salud integral es una necesidad básica
Es fundamental atender a la salud, tanto física como mental y emocional del profesional. Si no la hay, no hay bienestar, y con ello, tanto la creatividad, la productividad, la motivación, la capacidad de trabajo de manera consistente, etc..en el largo plazo, es inviable. Las temidas bajas laborales, no son beneficiosas para ninguna de las partes: ni para el individuo, ni para la empresa, ni para la sociedad. Es un aunténtico lastre que merma la rentabilidad, y los índices de la felicidad, donde España no está demasiado bien situada en relación a los países desarrollados
El segundo punto a considedad, son las relaciones personales y profesionales satisfactorias; pues el hombre es un ser social por naturaleza, y es mediante la relación con los demás, como descubre y construye sus debilidades y fortalezas. Por ello, el punto de partida para desarrollarse como una persona plena, es mejorando diariamente en sus interacciones diarias con otros, aprendiendo a evitar conflictos y generar sinergias. También mejorando las habilidades de comunicación, de persuasión y liderazgo en algunos casos.
El aumento de la productividad es entrenable.
Dominando las técnicas de gestión de recursos y gestión del tiempo, es posible aprovechar los bienes y tecnologías disponibles al máximo, eliminando cualquier tipo de pérdida. Esto es ECOLOGÍA en el sentido más amplio de la palabra: gestión de actividades de las personas para que cada segundo y cada recurso tenga la máxima utilidad.
Conviene destacar el flujo del dinero, entendiendo a qué se deben la mayor parte de los ingresos y de los gastos. El dinero ha de ser una herramienta que ayude a la libertad y al bienestar y no producir esclavitud o preocupación.
El combustible para ganar en las crisis.
Y en último lugar, y además el aspecto más importante, sin el cuál los demás carecen de sentido: la misión o propósito. Porque por la naturaleza del ser humano, una vida con sentido, nos carga de entusiasmo, de vitalidad, cada día, y nos ayuda a mantenernos firmes, en circunstancias adversas.
Además, en una organización, el rendimiento de ésta y de los equipos que la componen, se ve realmente favorecido, cuando la misión personal de cada individuo es coherente con la misión de dicha organización
La ALTA EFICIENCIA es la única opción.
Por todo ello, esta nueva era la miro con muchísimo optimismo, pues la supervivencia comercial de llas empresas y las organizaciones, requiere que haya bienestar integral entre los individuos que las componen. Seremos personas, equipos, empresas y una sociedad ALTAMENTE EFICIENTES. Es la ÚNICA SOLUCIÓN. ¿Te unes?