Como decía Eisntein, todo es energía; también nosotros estamos formados de energía, y al interactuar con el entorno, está continuamente entrando y saliendo de nosotros, e incluso se puede fotografiar. Cuando atraviesa nuestro cuerpo y la percibimos, la damos un nombre, que es la emoción. Emoción es energía en movimiento: e-movere; (e, movimiento, del latín y movere, moverse). Todas las emociones son, en esencia, impulsos o programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución.
Dependiendo de si esa energía nos gusta o no, las llamamos emociones “buenas” o “malas”. En la literatura técnica, no se las llama así, pues ambas calificaciones son relativas. Por ejemplo, si estamos enfrente de algo o alguien que nos ha hecho daño, es muy probable que sintamos “miedo” o “ira”, y gracias a la percepción de esta emoción, vamos a reaccionar rápida e incluso violentamente, para apartarnos de esa situación y eso nos va a proteger. Nuestro instinto, nos impulsa a reaccionar y alejarnos para evitar que nos vuelva a ocurrir eso que acabamos de sufrir.
Los expertos hablan de 5 emociones básicas, a partir de las que derivan todas las demás. Estas son: miedo, rabia, tristeza, alegría y amor. Como hemos visto arriba, todas ellas nos tratan de ayudar. Las 3 primeras, que percibimos como limitantes, realmente nos están protegiendo de lo que ha ocurrido o de lo que es posible que ocurra; son un semáforo que nos dan paso a actuar de una u otra manera. En el caso de la alegría y el amor, claramente son emociones potenciadoras, que si las percibimos, nos hacen sentir bien.
Para aprovechar al máximo estos mensajes que nos da el cuerpo, a disposición para el uso de cualquiera, están las técnicas de la gestión emocional, que contemplan los pasos siguientes:
1.Identificar lo que estamos sintiendo, reconocerlo y darnos cuenta de que siempre nos ayuda..
Imaginemos que ante un hecho nos sentimos “mal”; es importante diferenciar si lo que sentimos es “rabia” o “dolor”, o “miedo”. Al pensar qué es exactamente, es posible que este sentimiento baje en intensidad, y entonces seremos capaces de lidiar con la situación mucho mejor.
Como hemos visto antes, las emociones son llamadas a la acción, y por tanto, nos apoyan instintivamente, por lo que hemos de confiar en ellas y agradecerlas que hayan aparecido. ¡Qué buena noticia que no estamos sol@s en este proceso!
2.Buscar el mensaje que trae esta emoción.
Preguntas como ¿qué conclusión saco de esto?, o ¿qué serie de hechos han pasado para que yo me haya sentido así?, o ¿qué hago para solucionar esta situación ahora?, nos guiarán hacia un entendimiento más concreto sobre lo que nos está ocurriendo. Si me estoy sintiendo solo, por ejemplo, esta sensación, ¿me está animando a que me mueva para rodearme de gente? ¿o estoy malinterpretando este sentimiento, y realmente tengo un montón de gente a mi alrededor que me apoya?
3.Obtener confianza en uno mismo para manejar esta emoción y utilizarla de forma óptima.
Es seguro que ya hemos sido capaces de sortear una situación similar con anterioridad y por tanto, nos sentiremos con suficiente confianza como para hacerlo de nuevo. Repitiendo lo que hicimos en ese momento, nos ayudará ahora.
4.Ponernos en marcha, a entender y actuar acorde al mensaje de la emoción. A partir de ahora seremos capaz de hacerlo siempre
Si lo hicimos en el pasado, y en presente, también lo haremos en el futuro. Estamos aprendiendo y cada vez seremos mejores, más rápid@s y con cada vez sentiremos menos dolor que la vez anterior.
Como hemos visto, hay un mecanismo de ayuda muy sabio que nos apoya siempre, por lo que hemos de sentirnos animad@s e incluso excitad@s, con ganas de solucionarlo. Así que, ¿qué tal si nos ponemos en marcha?
Después de hacer este análisis, es posible mirar esa emoción con otros ojos, y darse cuenta de que siempre hay mecanismos que nos están ayudando. Simplemente se trata de desarrollar el músculo de entender e intentar ver el lado positivo de las cosas, el mensaje que hay detrás, y poco a poco, con suficiente entrenamiento, lo iremos aprendiendo.
La vida siempre está para apoyarnos. Lo único es que a veces cuesta verlo.