La cantidad de desafíos que abordamos diariamente es incontable. Algunos son más fáciles de asumir, y otros realmente nos disparan la ansiedad e incluso nos hacen temblar de miedo. La realidad es que nos han educado para no equivocarnos y para permanecer en lo conocido, de manera que cometer un error, o salirnos de las normas, es algo que no se espera de nosotros.
Por eso, cualquier emprendedor, o empresario, o profesional que esté innovando, que ha de inventar nuevos procesos, productos o servicios para servir más, y vender más, con esta manera de pensar que llevamos instalada en el programa, va a sufrir bastante.
Hace falta integrar un nuevo programa mental, que considere que lo nuevo, el cambio, es lo habitual; que el error es un camino de aprendizaje, y que salirse de lo convencional es necesario para progresar.
Mientras ese cambio se efectúa, lo cual no es nada obvio, te voy a dar una serie de pautas que no solo te van a servir en momentos críticos, sino que te van a ser útil para cualquier momento de tu vida. No es nada nuevo, lo que pasa es que no nos lo han enseñado, ni nos han entrenado en ello. A mí me costó descubrirlo, y desde entonces, se ha convertido en algo habitual. Por suerte, cada vez hay más publicidad sobre ello, y más personas empiezan a practicarlo:
La clave es mantener la mente en paz.
Ya, dirás que ¿cómo vas a mantener la paz mental cuando hay una emergencia o cuando el caos se ha instaurado?
Te invito a romper el patrón, y hacer algo totalmente distinto. Si nos dejamos llevar por las emociones y nos rendimos al estrés, hay precipitación, angustia, falta de precisión, y cualquier acción que tomemos va a ser exactamente así: poco certera, poco estratégica, para salir del paso, y va a llevar al fallo. En este estado, es posible que sintamos que la cabeza va a 1000 revoluciones, y hasta parecerá que nos va a explotar. ¿Lo has sentido alguna vez? A mí me pasaba a menudo. Por eso el segundo paso es
Cambiar la actitud.
En vez de correr y hacer todo con mucho esfuerzo al ritmo de las circunstancias, para tu cuerpo por completo y vacía tu mente por un momento. Suelta toda esa tensión y toma distancia (a veces incluso hace falta tomar distancia física) y deja de hacer cualquier cosa que te suponga esfuerzo físico. Inspira y expira profundamente, conectando con tu respiración. Hazlo varias veces seguidas.
Lo primero que vas a sentir es un enorme alivio, y con ello en breve vendrá la claridad. Rodéate de tranquilidad, y repite palabras, o escucha sonidos o música que te traigan serenidad. En la misma línea, desecha cualquier pensamiento o idea que te haga sentir mal.
Si esto te resulta nuevo, seguro que te parece difícil de hacer. Lo cierto es que como todo, requiere un hábito, y una forma de conseguirlo es dedicar cada día unos minutos a practicar el silencio. A más habitual, más fácil será provocar esta sensación en cualquier lugar, y en cualquier circunstancia por unos minutos, que nos resolverán la papeleta muy a menudo.
Si no aprendes a parar este proceso, tus pensamientos dañinos empezarán a echar basura dentro de tu cuerpo, y esto repercutirá en tu salud.
Desde este estado, haz únicamente lo que te sea fácil, es decir, empieza a moverte de manera más lenta, sin presión, olvidando el estado frenético y la prisa, e intenta disfrutar., incluso colocando una sonrisa en tu rostro, aunque no te salga de manera natural Seguro que hay actividades de tu trabajo que te resultan placenteras. Busca esa sensación en todo lo que haces. Tus músculos estarán más flexibles y te sentirás más creativo. Deja solo hueco en tu mente para pensamientos que te den tranquilidad. Desde este estado, y cuando sientas que estás preparado, será el momento de volver a la tarea.
Piensa lo que te conviene
Y por último, como te decía, requiere que cambies tu manera de pensar, empezando a creer lo que te conviene y que es más saludable. Por ejemplo, olvida que eres el salvador del mundo, porque no es así. La prueba es que si tú no te incorporas a esa tarea en ese momento crítico, esa situación tendrá un desenlace en el que tú no estarás. Solemos tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio, y eso nos carga de mucho peso y responsabilidad, y no nos sirve. El mundo va a seguir funcionando perfectamente si tú te retiras.
En la misma línea busca objetivamente el placer en el trabajo, sin que sea una droga o algo insano. Empieza a tomártelo con más moderación. Quizá no te haga falta cambiar de trabajo, y simplemente, cambiando tú, el trabajo cambia.
Planifica bien el trabajo, para que las actividades sean razonables, sin sobrecargarte demasiado y con una estrategia que te permita rendir de manera sostenible. Pues si para rendir has de estar continuamente al límite, hay algo que está mal planificado. En esta planificación, que esté todo bien medido, y no te la saltes, y no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Sigue preparándote para el trabajo, con moderación, estudiando maneras de ser más eficiente y de conocer más y mejor. Hazte un experto, poco a poco, llegando a dominar las técnicas, y que te resulte más fácil. Cuando hay más conocimiento, te sientes más seguro, y eso aumentará tu tranquilidad.
Y por último:
Confía en que estás preparado, para resolver cualquier tarea de manera satisfactoria, desde el disfrute.
Para ello, mira todo lo que has sido capaz de resolver hasta hoy, y los desafíos a los que has estado expuesto. Estoy segura de que por cantidad, e incluso dificultad, si lo sumas todo, lo que tienes ahora delante no es para tanto.
¿Y cuál es la manera de demostrar que estás preparado? Ya sabemos que la vida apoya a los que se lo toman en serio, a los que son constantes, y los que lo siguen la consiguen: ¡de esto tú ya has sido testigo y lo has vivido antes!
Qué, ¿preparado para abordar las crisis desde otra perspectiva? Me encantaría que me contaras tu experiencia, y así incorporo tu información a estos artículos, y ayudamos mejor y a más personas.