Estoy segura de que te sientes atraído por los avances de la ciencia, que nos hace posible lo que se creía imposible, como los viajes a países exóticos, incluso relámpagos, desafiando la velocidad de la luz, a costa de algo de “jet lag”. También estoy convencida que te seducen las nuevas tendencias culinarias, que son un auténtico estímulo a todos los sentidos; o los nuevos alimentos y suplementos nutricionales, que son hasta “tecnológicos”, pues han sido diseñados para aportar los compuestos de los que se supone que carecemos.
¿Y qué me dices de la habitual costumbre de trasnochar, y aprovechar las horas nocturnas para llenarlas de actividad, tanto los fines de semanas, repletos de planes, o incluso entre semana, viendo los entretenidos programas de televisión que emiten a última hora?
A pesar de todos los avances a los que nos hemos visto sometidos, hay una cuestión de la que no nos es posible escapar: la naturaleza. Por mucha tecnología que hayamos inventado, e increíbles comodidades que hayamos creado a nuestro alrededor, en nuestros orígenes y en nuestros genes, nuestro cuerpo sigue siendo animal, y ha evolucionado atendiendo a la naturaleza.
Evolución es sinónimo de crecimiento, de mejora y de expansión, y por ello, cualquier persona interesada en cualquiera de estos términos, da igual que sea a nivel profesional o personal, ha de atender a las reglas que han funcionado durante millones de años. Las normas dictadas por la naturaleza, están probadas, pues por eso hemos llegado hasta aquí, y si las violamos repetidamente, no hay garantía de éxito.
Premio Nobel 2017 de Medicina
Todo esto lo cuento porque en el artículo que han publicado hace un par de días, cuyo enlace te dejo aquí, acaban de reconocer el Nobel de Medicina del 2017 a los responsables de demostrar el funcionamiento de los relojes biológicos que guían cada célula de nuestro cuerpo.
Esta investigación es muy conocida en algunos ámbitos de la nutrición y la medicina, entre ellos, las medidinas tradicionales de occidente y oriente, que defienden hábitos y estilos de vida que son acordes a la naturaleza, y de lo que yo soy partidaria.
Todo es energía.
Habréis oído que “somos energía”, y que “la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma”. Por ello, si entendemos por completo el concepto de ENERGÍA EN EL ORGANISMO y manejamos correctamente la regulación de este reloj biológico, ganaremos muchísimos beneficios que enumero a continuación
La energía vital favorece nuestras facultades mentales y las relaciones ganar-ganar con los demás.
En primer lugar, mantendremos facultades intelectuales envidiables, para rendir más y mejor durante mucho más tiempo, siendo muy productivos y llegando a conclusiones efectivas de manera más rápida e incluso brillante.
Conseguiremos más empatía en las interacciones con los demás, con lo cual nuestras habilidades de comunicación e influencia se verán tremendamente favorecidas; y estableceremos relaciones más sanas, y negociaciones más fructíferas para todos.
La energía vital es la base del mejor estado de ánimo y de la salud.
Nos sentiremos con mejor estado de ánimo, y más felicidad, pues la forma natural de una persona es sentirse bien. Recuerda que tanto el sentirse bien, como la felicidad, son hábitos que es posible desarrollar y practicar, hasta que te conviertas en ello, y será más fácil introduciendo la naturaleza en nuestra vida.
Y como no, una salud óptima, ayudando a remitir dolencias. El cuerpo es muy sabio, mucho más que lo que somos capaces de imaginar con nuestra mente. Por eso, si respetamos el funcionamiento óptimo para él, le ayudamos a curarse por sí mismo.
En fin; son infinidad de ventajas, que no me canso de enumerar…..Te voy a contar una más: una silueta y forma física cada vez mejores. Si comemos y dormimos a las horas que dicta el reloj biológico, habrá energía digestiva y de asimilación óptima para sacar todo el rendimiento a los alimentos, y le ayudaremos a que haga mejor las tareas de limpieza y regeneración.
3 estrategias básicas para ganar energía vital.
Una vez explicadas estas ventajas, ¿qué podemos hacer?. Como verás, te voy a dar 3 pautas muy sencillas, y de sentido común, aunque muchas veces, el sentido común es el menos común de los sentidos:
- Dormir suficiente cada día, entre 7 y 9 horas, en las horas en las que no hay luz solar. Es lo que hemos hecho durante miles de años, hasta que se descubrió la luz eléctrica hace unos 100 años.
- Comer las comidas más copiosas cuando la energía digestiva está en su momento óptimo: esto es, entre aproximadamente las 1 p.m y las 9 p.m.
- Favorecer el ciclo de eliminación y regeneración del organismo, que sucede por la noche y a primeras horas de la mañana, evitando ingerir en esas horas exceso de alimentos o alimentos con carga tóxica, como puede ser el alcohol.
Como ves, son tareas simples, que te animo a iniciar. Enseguida notarás las diferencias. Probablemente, no te suene a nuevo, y lo hayas escuchado antes. Pues hoy, en el 2017, el prestigioso Premio Nobel ha sido otorgado a quienes han investigado estos aspectos. Te aseguro que las personas altamente eficientes, lo tienen muy en cuenta.
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